domingo, 6 de noviembre de 2011

Impotencia ante la funesta realidad

Paseando entre noticias, historietas de barrio, experiencias o incautos cotilleos de vecindario, puedes presenciar, siempre con un poco de sensibilidad por medio, cómo, la gran mayoría de estos sucesos son precedidos por lágrimas y sufrimiento. Continuamente dejándo tras de sí corazones desolados, vidas destrozadas y personalidades trastocadas, daños cuya reparación es más costosa que la reconstrución de pueblos enteros, me atrevería a estimar. ¿Y cuál es el fin de estas líneas tan desesperanzadoras? Pués nada más trascendental que servir de refugio ante la nefasta realidad. Ya que, para mí, en este preciso instante este párrafo es el centro de mí mundo. Pero en cuentas reales, estas letras no significa nada ante la infinidad de palabras dichas y por decir allá afuera. Y que, desgraciadamente, no son capaces de hacer nada por poner fin a todas las barbaries sufridas por millones de personas en estos dias. De ahí esta terrible impotencia. ¿Quién fuera capaz de llegar a todos y cada uno de los corazones que sufren y poner en ellos la pizquita de amor que tanto necesitan?

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