No llaman a Alá los cantos en las mezquitas.
No buscan la atención del turista los turcos en los bazares.
No es dinero lo que piden los demacrados rostros de los huérfanos en las esquinas.
Los gatos de Estambul maúllan tu nombre.
Tu nombre es lo que las adivinas buscan en las tazas de café.
Tu nombre se esconde en el picante de la gastronomía.
Tu nombre está escrito en la firma de Mustafa Kemal Atatürk.
Las siete colinas de Estambul son las siete letras de tu nombre.